Mis fics, que surgen de mi corazón y alma. PROHIBIDA la subida de cualquiera de mis fics. NO doy permiso a NADIE. Por favor, sírvanse en avisarme si ven esto subido por alguien que no es el autor (yo) Grax.
lunes, 22 de agosto de 2011
Una noche de luna llena
Sabin, sentada en su balancín de madera, viejo y roído, dormitaba en un sueño inconstante, entreabriendo los ojos en cortos intervalos.
Se sentía intranquila ; a pesar de que aquél día había sido igual de rutinario que los que lo habían precedido, algo en el aire la había llevado a pensar que algo no marchaba bien.
Un ruido procedente de su flanco la hizo despertar de golpe ; clavó su mirada en unos matorrales, y se levantó de un salto, sin atreverse a dar un paso.
AH! - gritó con voz débil, el matorral se había movido imperceptiblemente.
Asustada, un escalofrío la recorrió cuando dos ojos la miraron ; apenas un brillo rojizo cruzó la maleza y se hundió en sus pupilas ; segundos después, desapareció.
Otro estremecimiento, y de entre el ramaje apareció un brazo, que cayó al suelo, inerte.
Sabin, con voz ahogada, llamó a su marido, y con paso trémulo se acercó donde ya no parecía haber rastro de vida.
Se acuclilló frente a la maleza, y tomó suavemente la mano fría.
Apartó las hojas y ramas y, tras un grito de sorpresa, gritó en dirección a la casa.
Birac! - un hombre fornido y cuarentón salió de la casa, con un azadón en la mano.
La miró ceñudo, y se acercó a ela con paso vigoroso.
Qué quieres, mujer? - preguntó, sosteniendo el azadón en alto.
Ella no dijo nada, sinó que apartó la maleza para que su marido pudiera ver.
Santos del cielo!- Es... - dejó caer el apero, y se arrodilló al lado de su señora, abriéndose paso con los brazosp or el matojo, para recuperar lo que había al otro lado.
Un pequeño niño, enjuto y recigido sobre sí mismo, los miraba con los ojos entornadosm, suplicante.
Sin fuerzas, agotado y con los labios agrietados, lleno de arañazos y signos de pelea ; los miró, apenado, tras lo cual cerró los ojos, cayendo en un profundo sopor.
Lupin...- susurró el pequeño entre sueños.
La pareja se miró desconcertada, y sacaron al niño de allí, llevandolo en brazos el hombre, cogiéndolo de la mano la mujer.
Entraron en la casa, sin mirar a la monstruosa luna, que, a sus espaldas, parecía augurarles una desgracia...
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