Manos
Le miró como una gata en celo, cogiéndole de las manos y jugando con sus dedos, llevándose uno de ellos a su boca, succionando, mientras se restregaba contra él, tentándole.
El hombre gruñó, pero dejó que siguiera, entrecerrando los ojos y haciendo un gesto con la mano libre, para que el hombre que restaba en aquella habitación se levantara del mullido sillón, desde donde les acechaba pacientemente, y se dirigiera hacia donde estaban ellos.
Alto, de porte distinguido y rostro extremadamente frío, se deslizó sin hacer ruido alguno por el alfombrado suelo, hasta quedar al lado de la mujer, a la que cogió del cabello, para echarle hacia atrás la cabeza mientras observaba aquél cuello blanco y frágil.
- Lucius.. Por favor… - susurró la mujer, mirando al rubio fíjamente, molesta por haberle quitado de un movimiento tan brusco su juguete.
- ¿¿Qué quieres… zorrita?? - espetó con amargura y a la vez lascivia, acercando su cara a la de ella, y exhalando aire cálido en sus rojos labios.
- No puedo.. Esperar más… - gimoteó, tanteando el pecho del otro hombre, que había quedado impávido ante ella, y el cual miró de reojo a Lucius, sonriendo torcidamente.
- Es TU turno, Snape… -
Lucius sonrió, y con otro gesto dejó caer a la mujer en brazos del cetrino, desafiandole.
- Veamos cuánto puedes complacerla…
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