
He caminado mucho para llegar donde estoy.
Soledad, ruidos que provienen de los pequeños animalillos del bosque, el viento suave y el sol que no quema pero calienta...
Es un día perfecto. Me siento cerca de un árbol, y me apoyo en él intentando encontrar la posición más cómoda... Y abro el cuaderno de hojas gastadas que tengo entre mis manos... Observo a lo lejos, me pierdo sencillamente en los colores del cielo, y empiezo a soñar... y a escribir.
De pronto, siento cómo unas finas gotas de lluvia mojan mi piel, y alzo la mirada. El cielo sigue igual de hermoso, resplandeciente, brillante, y aun así una suave llovizna cae, empapando la hierba y las hojas del arbol lentamente, y aspiro ese aroma tan fresco que me gusta tanto.
Me coloco de forma que mis escritos estén lo mas seguro posible, y sigo con mis ideas, y el afán de escribir una buena historia...